martes, 5 de enero de 2010

LA MAGIA DE LA PALABRA


“En mi cuarto hay paredes que nunca he pintado, y por eso quizás me dan la espalda cuando les hablo, una máscara de yeso que no me sonríe, una puerta con la que cierro el mundo exterior। Aquí están Marx, Caicedo, Engels, Arango, Weber, Cortazar, “en copias y no en originales”, excepto Freud, que está en mi cabeza gracias a Helena. Así mismo anda por ahí un mar profundo, miles de montañas, un sol, una luna y todos los planetas de la vía Láctea, todo está dentro del libro de geografía 7 que jamás devolví al colegio y para entretenerme: Los dados, las cartas, un ventilador, dos almohadas, un paquete de habas, muchos libros de cuentos y nadaísmos, La Casa Editora, el libro prestado, recuerdos perdidos, la mujer del prójimo, (sólo que dormida). Como decorado: algo de mugre, medias bajo la cama, más mugre, y aunque no lo crean... También hay cucarachas, a las que no veo pero sé que existen, ¿sabrán ellas que yo existo?, Además, mariposas que de vez en cuando vienen a visitarme, y un ratón (el del computador). No pueden faltar mis mascotas, las hormigas, a las que les hice una carretera de lápiz, por la que transitan día y noche ¿será que no duermen?, En ocasiones mato a una, para sentirme dios, pero fracaso al intentar revivirla. Para terminar, algo de ropa limpia, muchas camisetas negras que disimulan la mugre, y mis viejos zapatos, rotos de tanto caminar. Pero faltas vos y un libro que me robaron”.
Esta es la magia de lo oral, ese arte de contar historias, esa narración artística que consiste en comunicar y expresar por medio de la palabra, la voz y los gestos. Cristian Fraga es quien crea estos géneros imaginarios, un joven de 26 años, padre de una hermosa niña, escritor, “Poeta”, nacido en la ciudad de Ipiales, ubicada a 72 Km. al sur de Pasto y 2 Km. antes de llegar a la frontera con Ecuador, creció en un barrio común y corriente rodeado de amigos, su madre una ama de casa y su padre administrador y dedicado a la política. Cristian es estudiante de Sociología, carrera que le ha permitido tomar una posición crítica y política en cuanto a la narración oral y la función del cuentero en la sociedad.
Sus historias y cuentos, se caracterizan por estar llenos de ternura, magia, amor, ingenio, tradición, urbanismo, crítica social, humor político, sentido común y malicia indígena. Este estilo le ha permitido participar en varios eventos de narración, como los Festivales de Cuenteros y en otros lugares tan asequibles al público, como la Loma de San Antonio, en el espacio de santa Palabra.
Más que su voz, el cuentero es palabra, porque cada palabra le nace al cuentero desde lugares diferentes, aunque la tradición y el estereotipo pretenden encasillarlo. Alexander Mosquera cuentero hace 23 años nos comento: “Lo que más me gusta del público es cuando entiende, cuando participa y se compenetra, cuando son capaces de viajar hacia el lugar determinado por el cual se está hablando”
Una de las grandes motivaciones para los cuenteros, sobre todo, para aquellos que además de ver su trabajo como una fuente de recursos, lo ven con pasión, lo viven cada segundo de sus vida, así le sucede a Cristian, a Alexander, a Johann a Inti, entre muchos otros cuenteros que buscan la satisfacción de su público por medio de este apasionamiento, sin dejar atrás la educación en medio de una laguna de risas.

Inti lleva ejerciendo 11 años la narración artística, “Lo que a veces me limita de realizar mi trabajo en estos tiempos es que los espacios públicos cada vez son mas privados, la misma dinámica del sistema capitalista hacen de los lugares para que la gente se divierta, que sean menos los parques y más los centros comerciales, un lugar privado que se vivencia como público y uno no puede acceder a estos espacios”.

Cada uno de estos jóvenes algunos estudiantes, padres de familia, hijos, etc. metidos en sus roles, también como cuenteros principalmente por un gusto, pero también por la gran ayuda monetaria Cristian Fraga nos revela cuanto ganan: “Según la última encuesta que nos aplicó el DANE, nuestro salario está entre el presidente y mas o menos los recicladores de Cali”. Debido a esto, Johan nos dice como es la relación con sus colegas, “El gremio de la cuentería es un nido de ratas, hay ratas buenas y ratas malas, pero todos son ratas y es por el berraco ego que tienen todos los artistas; es muy difícil encontrar a los artistas que sean además de ello, gente”

Aunque muchos no lo crean, el ejercicio de los cuenteros es algo más que entretener o alegrar a la gente. Los cambios sociales que una buena historia pude llegar a producir abarca todo lo cultural, desde la ciencia hasta lo religioso.

“Todos nos vamos a morir y el día que yo me este muriendo puedo llevarme todas las risas del público y acordarme de toda la gente que hice feliz, es decir que hice algo que es intangible, pero tengo dentro de mi”. Inti.

Cristian Fraga, “Espero nunca retirarme de este oficio, porque yo vivo para contar y afortunadamente cuento para vivir”.
Si los nadies no tienen voz, hablaremos por ellos, si ninguno sabe donde duermen los que desaparecieron, esta noche se abrirá un nuevo camino para seguir buscando. Es la hora de nombrar los recuerdos olvidados, llegó el momento de contar los odios y las ideas magistrales, es el tiempo de las soluciones imaginarias a los problemas fundamentales. Se trata tan solo de evocar con cuentos los pasos que nos traen a este tiempo, es el instante de pintar con palabras el nacimiento de cosas importantes e inolvidables que nos tejen a diario y nos forjan con empeño para ser diferentes con la indiferencia.

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